Los smartphones (o teléfonos inteligentes) y su potencial de
crecimiento. Pero sobre éstos hay un tema del que no se habla (mucho, al
menos) cuando se los menciona: la cuestión de la duración de sus
baterías.
Cual más, cual menos, todos comparten una característica limitante
que, a veces, puede transformarse en un problema dependiendo de los
modelos (por un lado) y de la intensidad del uso que se les de (por
otro).
Y respecto a este último punto, los “heavy users” saben (¿sabemos?)
bien lo que significa llegar a las 3 de la tarde (o menos) con apenas un
15% (o menos) de batería restante, después de haber navegado por
Internet a través de banda ancha Wi-Fi
, twitteado, chequeado nuestro perfil en Facebook, enviado ingentes
SMS, haber hecho check-ins vía Foursquare y haber leído (y respondido)
mails… todo eso durante horas.
Sin ir más lejos, hará un mes estuve pensando en cuándo llegará el
día en que se fabriquen baterías con mayor duración, cuándo se
descubrirá un nuevo tipo de tecnología que permita no sólo usar baterías
de celulares (o de dispositivos móviles en general, por qué no) durante
más tiempo, sino que, además, se carguen en un lapso más corto.